Incursiones relámpago, estilo Sturmtruppen, en episodios que tuvieron lugar en Andorra y cercanías durante la Guerra Civil española, la II Guerra Mundial y las dos postguerras, con ocasionales singladuras a alta mar, a ultramar y si conviene incluso más allá.
[Fotografía de portada: El Pas de la Casa (Andorra), 16 de enero de 1944. La esvástica ondea en el mástil del puesto de la aduana francesa. Copyright: Fondo Francesc Pantebre / Archivo Nacional de Andorra]

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miércoles, 19 de marzo de 2014

Vida, pasión y muerte del maquis hermafrodita (La Pastora II)

El historiador José Calvo reconstruye la trayectoria de La Pastora, protagonista del premio Nadal 2011 que Alicia Giménez Bartlett obtuvo con Donde nadie te encuentre.

"¡Te cortaré el cuello!" Esta amenaza fue la perdición de Florencio, el maquis hermafrodita, el terror del Mestrazgo, donde todavía hoy -medio siglo después- se le recuerda con el sobrenombre con el que ha pasado a la crónica negra espanyola: La Pastora. El destinatario de la amenazaera el Cisco de Pessonada, reconocido contrabandista a quien Florencio reclamaba una deuda de 12.000 pesetas que el de Pessonada se negaba a devolverle porque -alegaba- no constaba en ningún documento. De repente, el señor contrabandista se había vuelto un leguleyo. En fin, que todo esto ocurría en Andorra, donde Florencio se había refugiado en 1956 dejando atrás un luctuoso y quien sabe si apócrifo rastro de sangre: la policía franquista le endosaba una treintena de asesinatos, que no está mal -exactamente, 21 guardias civiles, siete alcaldes e incluso un ermitaño- cometidos en la zona del Maestrazgo entre 1949 y 1954.

"¡Te cortaré el cuello!" El tal Cisco lo denunció, y a partir de aquí todo fue de mal en peor para Florencio: el 5 de mayo de 1960 la policía andorrana lo detuvo, muy probablemente en la borda de Les Pardines de Sant Julià de Lòria, donde trabajaba cuidando los rebaños de la casa. Como pastor, vamos. ¿La excusa? Que se trataba de un ciudadano extranjero indocumentado. Ni más ni menos que los últimos cinco años, pero ahora mediaba denuncia del Cisco, y vete tú a saber los hilos que podía mover un contrabandista bien situado. Esa misma tarde, para que no hubiera lugar a pensárselo do veces, era entregado a la guardia civil en el puente de Arcavell, y La Pastora iniciaba un via crucis judicial -una condena a muerte y sendas penas a 30 y 40 años de reclusión, conmutadas después por otra de sólo 20 años- que no terminaría hasta el 22 de septiembre de 1977, cuando salió del penal cántabro del Dueso. Los años siguientes, hasta su muerte en 2004, los pasó en la localidad valenciana de Olocaut y acogido a la hospitalidad de Marino Vinuesa, funcionario de prisiones con quien había coincidido en Valencia.

Esta es a grandes rasgos la historia de Florencio Pla Meseguer (Vallbona, Castellón, 1917-2004) según la ha podido reconstruir el periodista castellonense José Calvo en Del monte al mito. Una vida que combina en dosis similares aventura, drama y también truculencia y que ha proveído a Alicia Giménez Bartlett del material con que pergeñar Donde nadie te encuentre, la novela ganadora del premio Nadal 2011. Bartlett sigue el periplo de La Pastora exactamente hasta su huida a Andorra. Es decir, los años de plomo, cuando Teresa deja de ser Teresa -o Teresot, como también era conocida-, se convierte en Florencio, ingresa en la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) y se erige en uno de los maquis más buscados de España.

Mala estrella
El caso es que Florencio había nacido niño -padecía un cuadro de pseudohermafroditismo, según la terrorífica terminología médica- pero fue inscrito en el registro civil como mujer. Y como mujer vivió hasta que en 1949 la Guardia Civil liquida a una cuadrilla del maquis que se había refugiado en la cabaña que Florencio utilizaba para cobijar a sus cabras. Cayó también el propietario de la cabaña, y Teresa, temiendo las represalias que le podían caer de rebote, huye al monte e ingresa en el AGLA. Su padrino en el maquis es Jesús Caelles, jefe del 23º sector, que la lleva a su casa en La Senia, le corta el pelo y la (lo) viste con ropas masculinas. Acababa de nacer Florencio.

La aventura en el maquis durará sólo 20 meses. Abandona la guerrilla en compañía de un tal Francisco Serrano, alias El Rubio, se emplean durante un tiempo en Andorra pero -dice Calvo- terminan volviendo al Maestrazgo y retomando ahora una vida más próxima al bandolerismo que al (supuestamente) romántico maquis: se suceden secuestros, extorsiones y sí, también asesinatos. "Él aseguraba que se había limitado a vigilar mientras sus compañeros ejecutaban sus fechorías; mantenía que jamás había matado a nadie. Lo creo, pero también es cierto que se le condenó como cooperador necesario de las muertes en las que se vio implicado", matiza el historiador.

En cualquier caso, lo cierto es que en 1954 se le agota la fortuna. El Rubio muere en un enfrentamiento a tiros con los propietarios del mas del Reguer, en Tarragona, a los que pretendía extorsionar. Florencio se refugia en una cueva de Chert (Castellón) donde permanecerá durante dos años sin mantener contacto con persona alguna, dice Calvo.Y en 1956 salta a Andorra: "Su sueño era pasar a Francia, donde parece que tenía un hermano, pero temía las represalias de sus antiguos compañeros de armas". En este rincón del Pirineo ejercerá su oficio de pastor, pero también como contrabandista y como hombre de confianza de los propietarios de unos almacenes de Andorra la Vella. Incluso tendrá por lo visto el tiempo y la oportunidad de enamorarse. Una chica -continúa Calvo, que entrevistó a Florencio en 1988, tres décadas después de estos hechos- que lo marcó pero que desaparece del mapa al cabo de poco tiempo. Mala suerte que vuelve a visitarlo cuando confía sus ahorros, pura inocencia, en un individuo de dudosa reputación, un tal Constante que se iba a Francia y se había comprometido a esperarlo en su nuevo destino. Con el dinero, claro. Pero Constante también desaparece y es en ese momento cuando Florencio se topa con el Cisco de Pessonada. Todavía no lo sabe, pero acaba de firmar su sentencia.

Dice Calvo que la Guardia Civil sólo le encontró encima seis fotos del de Pessonada, uno de los dos únicos amigos que por lo visto hizo durante su aventura andorrana. Teniendo en cuenta el otro fue el dichoso Constante, no es que tuviera mucho ojo para las amistades. En fin, según Calvo parece que en el primer momento los agentes de la Seo no lo reconocieron como La Pastora, el buscadísimo maquis dels Maestrazgo. La única fotografía de que disponían era la de una mujer, y ellos tenían ante sí a un fornido hombretón que se identificaba como Florencio Pla. Una marca en el labio superior -leporino- que reconoció un teniente natural como él de Castellón fue lo que finalmente lo delató.

[Este artículo se publicó el 17 de enero de 2011 en El Periòdic d'Andorra]

viernes, 28 de febrero de 2014

El maquis hermafrodita, carne de novela (La Pastora I)

Alicia Giménez Bartlett se lleva el Nadal con la recreación novelada de la vida de Teresa Pla, el maquis hermanofrodita, que se refugió en Andorra en 1956 y que, tras ser delatada, fue detenida y entregada a la Guardia Civil cuatro años después.

La fascinante crónica negra de Andorra todavía está por escribir. Una lástima, pero qué le vamos a hacer, mi país y yo somos así, señora. Mientras esperamos que alguien ponga manos a la obra, habrá que conformarse con las migajas. Por ejemplo, las que saltan de la mesa de Donde nadie te encuentre, la novela con que la escritora Alicia Giménez Bartlett (Almansa, Albacete, 1951) se llevó el día de Reyes el último premio Nadal. Bartlett, conocida sobre todo por la saga de la inspectora Petra Delicado -Ana Belén en la versión televisiva: así, cualquiera- se atreve aquí con la muy truculenta y muy real historia de Teresa Pla Meseguer (Castellón, 1917-2004), también conocida como La Pastora, Teresot, Florencio y Durruti: brevemente, un hermafrodita masculino a quien el padre registró al nacer como mujer (Teresa), que como mujer creció y que en 1949, después de ser vejada por un pelotón de la Guardia Civil, cambió literalmente las faldas por los pantalones e ingresó en el maquis que operaba en las montañas del Maestrazgo, donde -ya convertida en Florencio- se labró una sólida reputación como guerrillera antifranquista. Tanta, que al ser capturada, en 1960, la acusaron de 29 asesinatos -que no fueron probados- y fue condenada a sendas penas de 30 y 40 años de reclusión. Teresa, Teresot, Florencio o Durruti se benefició de la amnistía de 1977 y vivió sus últimos años en relativa paz, de nuevo en su Castellón natal.

Fotografía de la ficha policial de Florencio Pla fechada en 1960, el año que fue capturada en Andorra y entregada a la Guardia Civil. Fotografía: Archivo.

Hasta aquí, y muy brevemente, la vida y obra de la protagonista de Donde nadie te encuentre. Pero, ¿qué tiene que ver, en todo esto, nuestro rincón de Pirineo? Pues mucho, porque resulta que en 1956, cuando la célula del maquis en que militaba pasa a Francia, Florencio se quedó en Andorra, "guardando el rebaño de dos masías, y viviendo del contrabando de tabaco y de nailon", según afirmaba en una entrevista publicada en 1988 en la revista El Temps. El plácido exilio andorrano terminó bruscamente en 1960, cuando fue delatada por otro contrabandista, capturada por la policía y entregada a la Guardia Civil. Un caso excepcional que contradice la tradicional hospitalidad que encontraron en Andorra los refugiados políticos de uno y otro signo, y que Florencio, recordaba en esta misma entrevista de El Temps: "Llevaba cinco años trabajando duro. Había ahorrado algún dinero y los guardé en casa de un amigo, que un buen día desapareció con ellos. Como me había quedado sin nada, le reclamé a otro contrabandista de nombre Cisco que me devolviera 12.000 pesetas que le había prestado en cierta ocasión. Pero este Cisco me denunció al teniente de la policía de La Pobla de Segur. Me cogieron cuando salía a pastorear con el rebaño. Y me entregaron a la Guardia Civil". Con la delación y la traición andorrana acaba precisamente la novela de Gimenez Bartlett, publicada por Destino. Pero esto es sólo el comienzo. Esta historia continuará. No les quepa la menor duda.

[Este artículo de publicó el 11 de enero de 2011 en El Periòdic d'Andorra]