Las memorias de Cyril Penna ofrecen nuevas pistas para una posible identificación del infausto médico.
Cómo son las cosas: días atrás dábamos aquí mismo noticia de Escape and Evasion, las apasionantes, magnéticas memorias de guerra del aviador británico Cyril Penna, que entre el 1 y el 10 de marzo de 1943 disfrutó de la proverbial hospitalidad andorrana. Un hombre sin duda afortunado, por otra parte, teniendo en cuenta que había sido abatido el 29 de noviembre de 1942 al norte de París -servía como artillero en un Short Stirling que regresaba de una misión sobre las factorías Fiat de Turín, y tuvo la mala pata de darse de bruces con el Messerschmitt 110 de Helmut Bergmann- y que el 16 de abril de 1943 llegaba sin novedad a Gibraltar después de la odisea que relata en el libro. El caso es que Penna deja en Escape and Evasion constancia del trato casi sádico que un tal Antoni de barcia -médico mallorquín en aquella época instalado en Andorra- le dispensó en un improvisado quirófano en el hostal de Escaldes donde se alojaban al capitán Dick Adams, aviador norteamericano y compañero suyo de escapada. Recuerda Penna con espanto la sospechosa insistencia del tal Barcia en amputar el pie izquierdo de Adams, que había sufrido severas congelaciones durante el paso del Pirineo. La cosa no fue a más porque en el últim momento Penna consiguió sacar a Adams de aquel tugurio y trasladarlo a la consulta que el doctor Trias, eminencia de la cirugía española entonces refugiado en Andorra, habñia abierto en la Casa Guillemó -que todavía existe- y en la que él mismo había sido tratado.
En el detallado informe que redactó para el MI9 -la rama de la Inteligencia Militar británica que tomaba declaración a los evadidos que regresaban a casa- deja Penna constancia del incidente sin identificar al médico -"My feet were very badly frost botten, and a doctor in Andorra Clinic wished to amputate my left foot". En cambio, en Escape and Evasion sí le pone nombre y apellido: los de Antoni de Barcia. Claude Benet especula en Guies, fugitius i espies que podría tratarse, efectivamente, del doctor Coco, el alias con que Viadiu bautiza en Entre el torb i la Gestapo a un doctor de infausta memoria, alcohólico y cocainómano -de ahí el sobrenombre- y que curiosamente es el único personaje de la versión televisiva de la novela que no parece de cartón piedra. Aunque bien podría deberse a la estupenda interpretación de Fermí Reixach. Pero esta es otra historia y la cuestión es que, según Benet, este Barcia "intentaba amputar las manos, los pies o los miembros helados de los refugiados que transitaban por Andorra para entregarlos a la Gestapo. Nos falta la prueba definitiva que vincule a este Barcia con el doctor Coco, pero pondría la mano en el fuego que estamos hablando de la misma persona".
He aquí otro hilo que habrá que estirar, a ver qué sale. La solución quizás no esté tan lejos como parece: la historiadora catalana Rosa Sala Rose -autora de aquel estupendo volumen, La penúltima frontera, sobre el paso de fugitivos judíos por los Pirineos durante la II Guerra Mundial- prepara una monografía de pronta aparición que promete espectaculares revelaciones sobre la leyenda negra que históricamente ha ensombrecido la epopeya de los pasadores. Incluso ha abierto un blog -La leyenda negra en Andorra- en que solicita la colaboración de los internautas para poner algo de luz en materia hasta ahora rservada. A ver.
He aquí otro hilo que habrá que estirar, a ver qué sale. La solución quizás no esté tan lejos como parece: la historiadora catalana Rosa Sala Rose -autora de aquel estupendo volumen, La penúltima frontera, sobre el paso de fugitivos judíos por los Pirineos durante la II Guerra Mundial- prepara una monografía de pronta aparición que promete espectaculares revelaciones sobre la leyenda negra que históricamente ha ensombrecido la epopeya de los pasadores. Incluso ha abierto un blog -La leyenda negra en Andorra- en que solicita la colaboración de los internautas para poner algo de luz en materia hasta ahora rservada. A ver.
[Este artículo se publicó el 27 de agosto de 2013 en El Periòdic d'Andorra]
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