Localizamos en Badalona a Maria Escrihuela, la locutora que en abril de 1940 reinauguró las emisiones de Radio Andorra, interrumpidas con el estallido de la II Guerra Mundial; fue la primera en locutar por antena la célebre sintonía "Aquí Radia Andorra, emisora del Principado de Andorra" que después popularizaría su sucesora, Victoria Zorzano.
3 de abril de 1940. En el flamante edificio de Radio Andorra en Encamp se registra un movimiento inusitado. Entre las autoridades presentes figuran el consejero Picart, uno de los hombres fuertes del Consell General, y también Jacques Trémoulet, el rey de la radiodifusión francesa que ha osado desafiar el monopolio estatal de las ondas, y el gran patrón de la emisora. Es un día histórico: Radio Andorra está a punto de volver a la vida después de que las emisiones experimentales, inauguradas el 7 de agosto de 1939, se interrumpieran inopinadamente a final de ese mismo mes, cuando el estallido de la II Guerra Mundial era ya inminente. Volvamos al 3 de abril de 1940. De repente se hace el silencio, suena un golpe de gong y una voz femenina pronuncia una sintonía destinada a formar parte de la historia de la radiodifusión: "Aquí Radio Andorra, emisora del Principado de Andorra". No es sólo una sintonía sino también una leyenda destinada a clavarse en la memoria colectiva de varias generaciones de radiooyentes de todo el mundo, y que sobrevivirá hasta el enmudecimiento definitivo de la estación, ordenado por el Consell General -el parlamento andorrano- y ejecutado manu militari (o casi) el 9 de abril de 1981.
Escrihuela ha conservado durante casi siete décadas el cuaderno en que sus compañeros de Radio Andorra le escribieron unas notas en la hora de las despedidas. Está su colega francés, Edmond Abouly, que se refiere a ella como "ma jeune et charmante collègue". Lástima que Abouly haya caído en un olvido todavía más contumaz que Escrihuela... Está también el testimonio del gran capataz, Trémoulet en persona, que dice que la voz de la locutora catalana es "aussi belle et aussi gaie que le ciel d'Espagne". Y el del consejero Antoni Picart, que la llama "gentil senyoreta" y glosa su vos "de oro", en un alarde de originalidad. Footgrafías: Archivo Maria Escrihuela. |
La emisora de Radio Andorra, en Encamp, hacia 1939; los primeros estudios estaban ubicados en la torre, según cree recordar Escrihuela. Fotografía: Archivo Jean-Marc Printz. |
La primera locutora de Radio Andorra, hoy nonagernaria, fotografiada en su domicilio de Badalona, en octubre del 2009. Fotografía: Máximus. |
Tradicionalmente se había atribuido a Victoria Zorzano, la celebérrima speakerine de los años 40, el honor de aquel primer "Aquí Radio Andorra..." Pues no fue Zorzano, sino la locutora catalana Maria Escrihuela (Badalona, 1916) quien lanzó por primera vez al éter aquella histórica sintonía. Lo recuerda como si fuera ayer: "Vinieron todos los consellers [como se denominan los diputados del parlamento andorrano] y hubo una gran fiesta. A mí me habían traído el día anterior de Badalona. Me pusieron ante el micrófono -creo que el estudio, una mesa muy sencilla, se encontraba en la torre del edificio- y me hicieron locutar la sintonía. Ya la traían preparada, claro. No lo improvisaron. A mi lado tenía a monsieur Edmond Abouly, que venía de Radio Toulouse y que se iba a encargar de las emisiones en francés. Dije 'Aquí Radio Andorra, emisora del Principado de Andorra', y empezó todo".
Escrihuela fue a parar a Andorra de una manera casi rocambolesca: en abril de 1939, con 22 años y sin ninguna experiencia previa, se había incorporado al equipo que iba a relanzar Radio Badalona en la inmediata postguerra. En agosto de ese mismo año, y a través de su hombre de confianza, Estanislau Puiggròs, Trémoulet se convirtió en copropietario de la emisora catalana: "El señor Puiggròs venía con frecuencia y cierto día apareció diciendo que necesitaban una locutora para Andorra. Me miró y me soltó a bote pronto: '¿Por qué no viene usted, señorita Maria?' Hay que decir que yo entonces estaba prometida y que como quien dice no había salido de casa. Ante las reticencias de mi madre, mi futuro marido soltó que no se me comerían, en Andorra, y me convenció para que me lanzara a la aventura. A partir de aquí todo fue muy rápido. Quizás fue al día siguiente que el mismo señor Puiggròs vino a buscarme para llevarme a Andorra. Me instalaron en el hotel Modern de Escaldes. Y enseguida me vi en Encamp, ante el micrófono y toda aquella gente..."
Un mes, prorrogable
Según el acuerdo con Puiggròs, la aventura andorrana de Escrihuela tendría una vigencia de un mes. Transcurrido este primer período, le propusieron renovar cada tres meses. Pero ella no aceptó -"Estaba prometida y en lo único en que pensaba era en volver a casa"- y fue entonces cuando le pusieron una chica para que aprendiese a su lado el oficio y la pudiera substituir. Era Victoria Zorzano, que tampoco tenía cuando aterrizó en Radio Andorra -recuerda Escirhuela- ningna experiencia ante un micrófono. El relevo se produjo a mediados de 1940, en una fecha que no logra concretar. Zorzano heredó no sólo el micrófono, sino la sintonía de "Aquí, Radio Andorra..." que a iba a convertir en uno de los iconos radiofónicos de los años 40: "Había que decirlo medio riendo, porque si no, no funcionaba", dice Escrihuela: "Acabamos haciéndonos amigas, pero ella no se lo terminaba de creer, que yo me iba, debía temer que me lo repensara y decidiera quedarme, porque de vez en cuando me lo repetía: '¿Seguro, que te vas?'" No iba tan desencaminada, Zorzano: "Me dijeron que si alguna vez quería regresar, siempre tendría un sitio en Radio Andorra. Así que un día subimos con mi marido a Andorra y fuimos a ver al doctor Picart. Le propusimos que si le daban el puesto de director de programas, podríamos venir los dos y quedarnos en Andorra. Pero no hubo manera: '¿No ve que al cabo de dos días estarían hartos de Andorra, y que su marido tiene una carrera musical por delante?' Hay que decir que en toda Andorra la Vella, en aquellos momentos -hablo de 1940- quizás había dos tiendas..."
La aparición de Maria Escrihuela tras décadas de silencio aporta luz sobre algunos de los misterios de la primerísima etapa de la estación: ¿en qué consistía la programación? ¿En qué idiomas se emitían? Según la locutora, durante los primeros meses de emisiones Radio Andorra se limitó a emitir publicidad -Anís la Andorrana era una de las marcas que causaban furor- y a los tradicionales discos dedicados: "A nuestro querido padre, en el día de su santo..." recita Escrihuela. Fórmula importada de Radio Badalona, donde Puiggròs había comprobado su tirón popular y comercial. También radiaban bandos institucionales, y la sorpresa salta cuando cree recordar que algunas emisiones se hacían regularmente en catalán. Incluso recita espontáneamente la versión catalana de la sintonía: "Aquí Ràdio Andorra, emissora del Principat d'Andorra". Lo que no cabía en la programación -todo un signo de identidad que perduró durante toda la historia de la estación- eran las noticias, ni espacios diferenciados como fueron en los decenios siguientes el popularísimo Concierto de los radiooyentes. En estos primeros meses de vida, tampoco se había establecido todavía la estricta segmentación lingüística posterior, que había de destinar la franja horaria diurna a la audiencia francesa, y la nocturna, a la española.
Escrihuela y Abouly compartían estudio y se alternaban al micrófono. Entre las anécdotas de esta auténtica edad de los pioneros cuenta la bronca que le soltó el locutor francés, más veterano, cuando cierto día se le cruzaron los cables y cantó en antena: "Aquí Radio Badalona, emisora de la costa..." "Lo mejor, dice Escrihuela, es que al día siguiente fue al mismo Abouly a quien se les escapó un 'Ici Radio Toulouse...'" La memoria de Escrihuela, casi centenaria, conserva datos dispersos pero suculentos que no acierta a interpretar: por ejemplo, los dos bandos en que estaban divididos los gerifaltes de la emisora: "Venía uno y nos ordenaba decir tal cosa; luego venía otro, y todo lo contrario. I monsieur Abouly terminaba decidiendo: 'Lo haremos como queramos nosotros'". Evoca también el clima de crispación -en plena guerra mundial, y con las cicatrices de Guerra Civil todavía sangrando- que se vivía en la Andorra de la época: "En más de una ocasión apedrearon la camioneta de Radio Andorra que venía a recogerme al hotel para llevarme a Encamp. Eran los obreros que trabajaban en la carretera. No sé por qué lo hacían, aquello, pero se terminó cuando el señor Puiggròs vino a buscarme personalmente".
"La vida de tu m'allunya..."
Radio Andorra era todavía una aventura incierta y precaria en un mundo que se lanzaba de cabeza a una larga y sangrienta guerra mundial. Pero comenzaba a convertirse en el fenómeno de masas que seria ya a mediados de los años 40. Así se explica que, a las pocas semanas de retomar las emisiones, el conseller Picart -que en los recuerdos de Escrihuela era uno de los hombre que cortaba el bacalao en la emisora- le pidió que firmara las primeras tarjetas postales para los admiradores: "Estaba muy incómodo, el día que vino a proponérmelo. Y eso que yo le había dicho que por mi parte no habría ningún problema. Resultó que lo que me colocaron encima de la mesa eran las fotografías que le habían hecho a una maniquí profesional, una chica rubia y preciosa que se parecía a Grace Kelly. ¡Por lo visto yo no les parecía lo suficientemente guapa! Peor firmé, claro que sí".
La carrera posterior de Escrihuela fue breve. A mediados de los años 40 siguió a su marido -el compositor y director barcelonés Joan Pich i Santasusana- a las Islas Canarias para hacerse cargo de la Filarmónica de Las Palmas, y abandonó por lo tanto Radio Badalona, donde se había reincorporado tras la incursión andorrana. Ya no volvería a ponerse ante un micrófono.
En la hora de las despedidas, y aparte de los sentidos mensajes que le dedicaron sus colegas de Radio Andorra y que ella ha conservado durante casi siete décadas, Escrihuela escribió unos versos en el libro de oro de la emisora, que vete tú a saber dónde se encuentra: en paradero desconocido como tantos otros elementos del patrimonio histórico de la estación, comenzando por el gong. Pero esta es otra historia. Vamos con los versos de Escrihuela, que dicen así: "La vida de tu m'allunya,/ però et sentiré al meu costat./ I quan seré a Catalunya/ recordaré les besades que t'he dat" ("La vida de ti me aleja,/ pero te llevaré a mi lado./ Y cuando esté en Cataluña,/ recordaré los besos que te di"). Una declaración de amor que ha tardado casi siete decenios en ver correspondida y que debería servir para restituir el lugar de honor que le corresponde a Maria Escrihuela en la historia de la radiodifusión. Hubo otras y mucho más populares, sin duda. Pero ella fue la primera "mademoiselle Aquí" -como fueron conocidas las locutoras de Radio Andorra a partir de mediados los 40. A cada uno lo suyo.
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