La Línea P constituye la obra de ingeniería militar más colosal del siglo XX español: más de 10.00 búnkers -sobre el papel, porque sólo se llegaron a construir la mitad- con la muy quimérica misión de blindar los Pirineos, entre Hendaya y el Cabo de Creus, contra un hipotético invasor procedente del norte -sí, pero, ¿qué invasor? Y tenemos la inmensa fortuna de tener un buen pedazo de Línea p aquí al lado_ la N-260 entre Bellver y la Seu está erizada de fortificaciones y -ya lo saben- en Montellá funciona el estupendo Parque de los Búnkers, un regalo para los aficionados a la cosa bélica. El historiador Albert Ibáñez Sanpol cogió un día el GPS y se pateó todos los de la Cerdaña y parte de los del Alto Urgel. Uno a uno. Y los diseccionó en Franco i la Línia P: la fortificació dels Pirineus (Farell).
Sanpol, GPS en mano, en el interior de un nido de ametralladoras de la Línea P en la Cerdaña. Fotografía: Archivo.
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-Para empezar, ¿cómo hay que denominarla: Línea P, Línea Pirineos o Línea... Gutiérrez?
-El nombre oficial siempre fue Línea Pirineos o, para abreviar Línea P. Denominaciones como Línea Gutiérrez o Línea Valiño -como también se la ha llamado- son erróneas, posteriors y surgidas, sospecho, con finalidades más bien satíricas.
-¿Cuántos búnkers puede haber, en el Alto Urgel y la Cerdaña?
-Es difícil cuatificarlos porque buena parte no se llegó a construir jamás; otros se encuentran en zonas casi inaccesibles, y por último los hay que son tan difíciles de localizar -porque se los ha zampado la maleza- que icluso el ejército, en las periódicas ínspecciones que hasta los años 80 llevó a cabo, se reconoció incapaz de encontrarlo. También los hay que están hoy semiderruidos, o que se levantan en fincas particulares, o que se derruyeron cuando se amplió la N-260.
-Aunque sea a ojo, aventure una cifra. Será un ojo en cualquier caso experto.
-En la Cerdaña, calculo que puede haber sobre nos 132, pertenecientes a los centros de resistencia 52, 53, 54 y 55; en el Alto Urgel, unos 228, englobados en los centros de resistencia 56 y 71.
- ¿Cuántos hombres hubieran servido en cada centro de resistencia... en caso de invasión y si se hubieran desplegado, claro?
-Un batallón de entre 400 y 500 soldados, organizados en secciones de entre 30 y 40 hombres -los "elementos de resistencia"- que a su vez se dividían en grupos de 10 o 15 -"subelementos de resistencia"- y, finalmente, pelotones de 5 a 10 individuos que se encargaban de la defensa de un búnker.
-¿Qué tipos de búnkers encontramos en el Alto Urgel y la Cerdaña?
-Cuatro modelos principales: fortificaciones de observación y transmisiones; posiciones de combate; para cañón, y a cielo abierto.
-Vamos por las primeras: los puestos de observación.
-Son construcciones cilíndricas con cinco aspilleras que permitían una visión de 360º, con juna sala anexa para transmisiones. Están ubicados en emplazamientos que favorecen el contacto visual con las posiciones de combate. Se comunicaban entre sí a través del heliógrafo y del teléfono de campaña, y normalmente el acceso estaba protegido con una galería o trinchera.
-¿Y las posiciones de combate?
-Son las más abundantes, diseñadas para emplazar en ellas fusil amatrelladora o ametralladora -con dos o tres aspilleras contiguas- y también lanzagranadas, estos a cielo abierto.
-También se había previsto la posibilidad de desplegar artillería pesada.
-En las posiciones para cañón, ubicadas habitualmente cerca de las carreteras, para batir desde los flancos o desde atrás las columnas blindadas enemigas. Se disitnguen por un acceso amplio para vehículos pesados y porque constaban de dos plantas: en la superior, con una aspillera de grandes dimensiones, se emplazaba la pieza; la inferior se destinaba a almacén y a habitáculo de la tropa.
-Finalmente, las posiciones a cielo abierto.
-Una cavidad a nivel del suelo, de unos 2.5 metros de profundidad y que puede tener forma circular -para las ametralladoras antiaéreas- o rectangular -para morteros.
-¿Contra qué enemigo se erigió la Línea P?
-Hay que tener en cuenta el momento y la coyuntura internacional: las obras de fortificación empiezan en 1940, en los inicios de la II Guerra Mundial, y se abandonan en 1957, en plena Guerra Fría.
-El primer enemigo que tenían los militares españoles en la cabeza, ¿era la Alemania nazi?
-Hasta bien entrado 1942, Franco simpatiza abiertamente con el III Reich. La situación geográfica de la península la convertía en un campo de batalla ideal: los alemanes llegarons a diseñar hasta tes operaciones para ocupar la península: la OperaciónIloina, en 1942, preveía el establecimiento de una línea defensiva entre santander y Zaragoza para frenar a los aliados en el Ebro; la Operación Gisela, era una variante de la anterior, pero ya sin el apoyo de Franco; y finalmente, la Operación Nuremberg, de 1943, que pretendía fortificar los Pirineos, pero en sentido contrario al de la Línea P.
-¿Eran entonces los aliados, los hipotéticos invasores contra los que se erigió la Línea P?
-También ellos tenían sus planes de invasión: en 1943 ya estaba preparada la Operación Strong, que sobre el papel hubiera conllevado la ocupación de Catalña y del país Vasco desde los Pirineos y con la ayuda de la guerrilla, para atacar a los alemanes por la retaguardia. La Línea P hubiera sido escasamente eficaz contra una operación aerotransportada, pero para invadir un país al final hace falta que se desplieguen la infantería y columnas blindadas. Los paracaidistas son útiles para golpes de mano o para tomar objetivos concretos, pero no para la ocupación efectiva de un amplio territorio.
-¿Y el maquis?
-En 1944 tuvo lugar la frustrada invasión del Valle de Arán. Peor hay que decir que la Línea P fue concebiuda para hacer frente -o por lo menos, intentarlo- a un ejército regular, no para frenar una guerra de guerrillas. La obesión de Franco era asegurar la frontera. Francia había liderado una ofensiva diplomática contra el régimen, que incluía la retirada de los embajadores y el cierre de la frontera. Esto aceleró la construcción de la Línea P... hasta 1948, cuando a causa de la Guerra Fría los EEUU y la Gran Bretaña descartaron definitivamente la intervención en la política interior española.
-¿Hubiera resisitido, la Línea P, una ofensiva aliada, alemana o... soviética?
-Hay que tener en cuenta que nunca de llegaron a construir todas las fortificaciones previstas. Esto le hubiera restado efectividad, sin duda: sospecho que sólo hubiera supuesto un pequeño inconveniente para ejércitos como el aliado o el alemán, veteranos de durísimas campañas. Peor con la Línea completamente terminada, quizás no lo hubieran tenido tan fácil: caer hubiera caído, eso por descontado -como cayó el mucho más formidable Muro del Atlántico- pero a un coste en vidas humanas previsiblemente tan elevado que cualquier estado mayor se lo hubiera pensado dos veces antes de intentarlo.
-¿Por qué continuó la construcción de búnkers hasta más allá de 1950, cuando ya se había conjurado cualquier posibilidad de invasión por remota que esta fuera'
-El período álgido es entre 1944 y 1948, a partir del desembarco de Normandía y coincidiendo con el aislamiento internacional del régimen. A partir de 1948, con la reobertura de las fronteras, las obras se limitan básicamente a terminar las fortificaciones ya empezadas y a revisar las ya concluidas.
-¿Qué lugar le corresponde entre las líneas defensivas coetáneas?
-La Línea P se había inspirado en el ejemplo alemán, consistente en una primera línea de obstáculos que sobre el papel obligaba al enemigo a replegarse en determinadas zonas de combate en que los defensores concentraban toda su potencia de fuego: la Línea Hindenburg -posteriormnete, Sígfrid- entre Alemania y Francia, por ejemplo. El problema es que durante la II Guerra Mundial -y todavía más con la Guerra Fría- la tecnología militar evolucionó a una velocodad tal que la Línea P, eficaz según los parámetros de los primeros años 40, una década después ya había quedado irremediablemente obsoleta y hubiera sido completamente ineficaz contra un ejército moderno.
[Esta entrevista se publicó el 5 de julio de 2012 en El Periòdic d'Andorra]
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