Incursiones relámpago, estilo Sturmtruppen, en episodios que tuvieron lugar en Andorra y cercanías durante la Guerra Civil española, la II Guerra Mundial y las dos postguerras, con ocasionales singladuras a alta mar, a ultramar y si conviene incluso más allá.
[Fotografía de portada: El Pas de la Casa (Andorra), 16 de enero de 1944. La esvástica ondea en el mástil del puesto de la aduana francesa. Copyright: Fondo Francesc Pantebre / Archivo Nacional de Andorra]

martes, 19 de agosto de 2014

Los primeros allí arriba (la conquista del Comapedrosa y el Casamanya)

La historia del montañismo andorrano está por escribir. En fin, como tantas otras historias sectoriales de este país. Mientras esperamos la improbable conjunción astral que un día la haga posible, el grafómano aragonés Alberto Martínez Ebid, premio Pirene de periodismo en 2011, continúa haciéndonos el trabajo y deparando suculentas sorpresas desde su imprescindible, monumental blog -pinchen sin temor en albertomartinez.desnivel.com, y fliparán. Fue Embid quien nos puso sobre la pista de Jean de Charpentier, el geólogo suizo que fue el primer excursionista moderno en ascender a uno de nuestros picos -quizás hasta tres: Fontargent, Siguer y la Serrera- y regresar para contarlo -en Éssasi de la constituion géognostique des Pyrénées (1823). Lo de Charpentier eran ya palabras mayores. Pero Embid ha vuelto a superarse: en la última entrada del blog pone nombre y apellidos a los conquistadores de las dos vedetes del montañismo andorrano: el Casamanya i el Comapderosa. Vamos por partes y comencemos por el techo del país -el Comapedrosa, con sus 2.942 metros- que hay que poner desde ahora mismo en el saco del tolosano Roger de Monts (1850-1914). El feliz acontecimiento tiene hasta fecha: fue el 18 de septiembre de 1878. Un excursionista posterior con un pelín de fortuna mediática mayor, Aymar de Saint Saud, encontró una targeta de visita de nuestro Monts con este formidable, increíble detalle cronológico en el monolito de piedras que alguien había levantado en lo más alto del pico y donde Monts dejó recado de su visita. La existencia de este túmulo atestigua que alguien hizo pie arriba de todo antes que Monts. ¿Un nativo, quizás? Lástima que no dejara constancia escrita de a proeza, porque el mérito del pionero habrá que ponerlo por lo tanto a cuenta de Monts. Honor en absoluto despreciable para el Casamanya, porque estamos hablando de uno de los grandes pirineistas del siglo XIX (Aneto, Monte Perdido), especializado además en primeras invernales, que ya son ganas (Mont Valièr, Midi d'Ossau).



El Comapedrosa se eleva hasta los 2.942 metros y es el techo de Andorra. Fue conquistado primera vez (en época histórica, claro) por el tolosano Roger de Monts, el 18 de septiembre de 1878. El hombre tuvo la gentileza de dejar una tarjeta de visita en el monolito de piedra que una mano anónima había erigido en la cumbre, y que al verano siguiente se encontró el montañero Aymar de Saint Saud, que es quien deportivamente da cuenta de la gesta de su colega. El dibujo inferior data de 1886, y fue publicado en el volumen Viatge de ploma i paper. Fotografía: Ona Morante / El Periòdic d'Andorra

El Casamanya es, con sus 2.740 metros, una de las cimas andorranas más mediáticas: el primero que lo ascendió (y dejo constancia escrita de ello) fue el montañero parisino Alphonse Lequeutre, el 22 de agosto de 1877; lo cierto es que para él se trataba de un segundo plato: su auténtico objetivo era el Comapedrosa, pero tuvo que desistir. Fotografías: Ferran Nadeu / El Periòdic d'Andorra.

También el Casamanya tiene desde ahora padre: el parisino Alphonse Lequeutre (1829-1891), excursionista tardío -se inició en 1869- dotado por lo visto de una mala salud de hierro y que protagonizó la primera ascensión (conocida) a los 2.740 metros del pico. Fue el 22 de agosto de 1877, y especula Embid que el Casamanya fue algo así como un premio de consolación porque el auténtico objetivo de Lequeutre era... ¡el Comapedrosa! Fracasó, haciéndole de paso un favor a Monts. Para salvar el honor andorrano, digamos también que la ascensión la hizo acompañado de un guía local, y que -cosa rara- dedica palabras elogiosas a los nativos con los que va topando, algo en verdad exótico entre los viajeros decimonónicos -especialmente, entre los franceses: "Los andorranos gastan un aspecto orgulloso e independiente. Son limpios [!] y amables, y tratan al extranjero como a un igual. No atiné a encontrarles el carácter hosco que se les suele atribuir. Al contrario, me parecieron francos y decididos", dice el amable gabacho. Para terminar, y aunque al lado de Casamanya y Comapedrosa parecerá poca cosa, añadamos que aquel mismo 1878 en que Monts subía a nuestro campeón otro pirineista estrella, el también francés Maurice Gourdon, firmó las primeras a la Maiana y al Estanyó. En fin, todo esto -y algo más- en una sola entrada del blog de Embid. No está mal, ¿verdad?

[Este artículo se publicó el 21 de mayo del 2012 en El Periòdic d'Andorra]

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