viernes, 29 de agosto de 2014

Jacinto Bonales, autor de 'Història territorial de la Vall d'Andorra': "Los conflictos por las lindes fronterizas resurgirán con la aparición de nuevos recursos en los territorios en disputa"

El historiador leridano Jacinto Bonales (Tremp, 1969) se ha llevado las dos últimas ediciones del premio Principado de Andorra de investigación histórica [2012 y 2013] con Història territorial de la Vall d'Andorra, abstruso título bajo el que se oculta un exhaustivo tocho que estudia la influencia mutua entre hombre y paisaje, o entre hombre y territorio, y cómo esta estrecha interrelación ha ido configurando a lo largo de los siglos -¡y de los milenios!- las actuales divisiones administrativas. Una perspectiva absolutamente inédita, ya ven, que entre nosotros sólo había practicado el mismo Bonales en Andorra la Vella sense límits (2011).

-Parece que el territorio andorrano haya sido siempre el que es hoy, pero no. ¿A cuándo se remonta el perfil actual del país?
-Se empieza a configurar entre los siglos XI y XIII, estimulado por el conflicto con los señores feudales, y en los siglos XIV y XV se consolida tal como lo conocemos. Con un detalle: los andorranos conservaron ciertos derechos de aprovechamiento -emprius, según el derecho consuetudinario catalán- fuera del territorio.

-¿Queda alguno vigente?
-El tratado de 1863 que delimita la frontera entre Andorra y España reconocía por ejemplo del derecho de pasto, leña y agua en la montaña de Setúria, por el lado de Tor y de Os de Civís. Pero este, como otros, ha prescrito por desuso.

-Ya que hablamos del tratado de 1863: ¿este convenio y el firmado con Francia en 2012, delimitan oficialmente y definitivamente el territorio andorrano?
-El de 1863 baja al detalle y marca la frontera con hitos sobre el terreno, algunos de los cuales todavía se conservan hoy. El acuerdo con Francia, en cambio, se refiere sólo a la zona del Pas de la Casa. Se entiende que el resto de la frontera la delimita la vertiente.

-¿Podemos imaginar que en la época romana ya existía una Proto-Andorra diferenciada de los valles vecinos? ¿O es mucho imaginar?
-Podemos, pero era muy, muy Proto-Andorra, aquella Andorra. Roma colonizó sin ningún género de dudas lo que hoy es el Alto Urgel y la Cerdaña, dividiendo el territorio en centurias; Andorra, en cambio, era un vicus, un territorio plenamente romano pero que organizaba de forma diferente la explotación de sus recursos.

-¿Ocurre en algún otro valle pirenaico, o se trata de una especificidad andorrana?
-Suponemos que en el Pallars se produjo un proceso de romanización similar al andorrano, como en los valles más elevados de Aragón y Navarra.

-Andorra, ¿estaba geográficamente predestinada a convertirse en lo que es hoy?
-No lo creo. Lo que ocurre es que desde los mismos inicios de la feudalización la oligarquía local juega a dos cartas, buscando ahora el apoyo de un señor -los Caboet- o del otro -el obispo de Urgel. Eso sí: la destrucción de los castillos de Bragafolls y la Margineda son dos auténticos hitos contra el feudalismo... logrados jugando con las cartas y las reglas del mismo feudalismo. Un obra maestra de los políticos andorranos del momento.

-La delimitación territorial, ¿es una cuestión zanjada?
-En la medida en que surjan nuevos intereses por la explotación de los recursos, aparecerán nuevos conflictos o se reproducirán los antiguos. ¿Cómo? Podría ocurrir que una parte recurriera a antiguos derechos quizás caídos en desuso, o que cuestionara fronteras no del todo consolidadas. Pensemos que en un momento dado el término de Arcavell se comía -según sus vecinos, claro- casi la mitad de lo que hoy es Sant Julià de Lòria. Una reclamación que podría resucitar en condiciones adecuadas.

-¿Existe alguna zona potencialmente conflictiva?
-En el interior de Andorra, sí: los tres límites que se han discutido a lo largo del último milenio.

-Que son...
-...Los límites entre Andorra la Vella y Sant Julià de Lòria; entre la Massana y Ordino, y entre Encamp y Canillo. Pero si recurrimos a la documentación medieval es posible saber exactamente por dónde transcurría cada línea de término.

-Por lo tanto, está claro quién tiene razón y quién, no.
-Lo está. Pero hay que tener en cuenta que más allá de los límites hay otros derechos -como el de empriu- que pueden desdibujar, matizar o discutir esta línea.

-Intentémoslo: entre Andorra la Vella y Sant Julià de Lòria, ¿quién tiene las de ganar?
-Según la documentación, el límite pasa por la cruz de Santa Teresa, como sostiene la capital, y no por la Margineda, como pretende Sant Julià. Y así lo han reconocido los mismos lauredianos en diversos momentos de la historia. Pero también es cierto que Sant Julià ha explotado durante tanto tiempo esta zona que casi podría considerarse un espacio medianero.

-¿Y entre Ordino y la Massana?
-Otro término medianero: la zona de la Gonarda. Según los papeles, era una franja de administración conjunta entre el comú de la Massana y el quart de Ordino. Pero a caballo entre los siglos XX y XXI tiene poco sentido, reconozcámoslo, referirnos a términos medianeros.

-En el caso de Concòrdia, el juez ya ha dicho la última palabra.
-Todos los mojones están sentenciados. Unos, recientemente; otros, desde hace siglos. Y muchos de ellos, en repetidas ocasiones. Pero la conflictividad resurge cuando aparecen nuevos recursos por explotar.

-¿Hay algún episodio especialmente sangriento, en este proceso de consolidación del territorio andorrano?
-Muchos. Por ejemplo en el siglo XIV, cuando los andorranos topan con los señores feudales de la Cerdaña en Cantabrà, por un derecho de empriu que Andorra la Vella tenía sobre el término de Lles. Se sucedieron una serie de incursiones y las consiguientes represalias que terminaron con cuatro muertos por parte catalana.

-Los andorranos vencieron. Por lo menos en esta ocasión.
-A medias, porque el litigio derivó en un juicio que condenó a la parte andorrana a resarcir al señor de Lles el valor de los cuatro desgraciados que se dejaron el pellejo en el incidente.

-¿Qué tesis propone en su Historia territorial...?
-Si miramos un mapa de Andorra actual, comprobaremos que muchas de las divisiones administrativas existentes no aparecen reflejadas en él.

-¿Por ejemplo?
-Los límites entre Andorra la Vella y Sant Julià de Lòria. Pero aún hay más: tampoco coinciden exactamente los límites entre Andorra y España... según nos fijemos en el mapa oficial de uno u otro país.

-¿Ah, no?
-Pues no. Por la parte del coll de Vallcivera, por ejemplo. Esto no quiere decir que se trate de un territorio en disputa, sino que los mapas reflejan interpretaciones diferentes. El mismo caso se registra en los límites entre Sant Julià de Lòria y Os de Civís, en la montaña de Cervellà.

-¿Y por qué ocurre, esto?
-La hipótesis que planteo es que a lo largo de los siglos los andorranos han ido dando forma al espacio y han creado una serie de instituciones en un proceso en el que también han intervenido fuerzas externas como la romanización y el feudalismo, y que han influido en la concreción de los límites actuales. Unos límites cuyos orígenes pueden rastrearse perfectamente desde la Edad Media, por lo menos.

-Tan "perfectamente" no será, cuando se dan estas dudas y estas vacilaciones en algo aparentemente tan claro como es por donde pasa una frontera.
-El hecho de que algunos de estos límites no aparezcan en los mapas actuales no significa que no existan desde, pongamos, el siglo XV.

-Pues tendrá que explicarme por qué han desaparecido del mapa, estos límites.
-Por las disputas cíclicas que se irán sucediendo en la época moderna y contemporánea, muchas veces por la incapacidad de interpretar correctamente lo que un antiguo pergamino dice sobre los límites en discordia.

-¿Cuáles son los puntos más calientes en la delimitación territorial de Andorra?
-Hay un buen puñado de ellos, desde el derecho de empriu de la Massana sobre el término de Encodina, en Ordino, o el del término catalán de Arcavell sobre el bosque de la Rabassa, en Sant Julià de Lòria.

-¿Y los momentos más conflictivos?
-Los siglos XII y XIII, cuando los señores feudales intentaron establecer dominicaturas con castillo incluido en el interior de Andorra: tenemos los casos bien conocidos de la Margineda y Bragafolls.

-Lo intentaron... Les salió el tiro por la culata, me temo.
-Exactamente: tuvieron que demoler las fortalezas, y esto gracias a la reacción a tiempo de las parroquias, que habían visto lo que ocurría en los términos vecinos: en Os, por ejemplo, la erección del castillo comportó que el pueblo se convirtiera en un dominio señorial. Por supuesto, la acción señorial y la consiguiente reacción popular tuvo consecuencias en la configuración de las divisiones administrativas.

-A ver, a ver.
-Cuando se destruye el castillo de Bragafolls, el conde reparte el territorio y establece qué parte de él será gestionada por el quart [la parroquia, o municipio, se subdivide en diferentes quart, o vecindarios con entidad propia] y qué parte, no. Por eso el mas de Tolse quedó bajo el dominio del monasterio de Sant Serni de Tavèrnoles: una isla feudal dentro de la parroquia de Sant Julià de Lòria.

-¿Por qué la feudalización fracasa en Andorra y triunfa en el resto de los Pirineos? ¿Qué nos hizo ser diferentes?
-La unidad de los andorranos, una circunstancia que en parte también se registró en los valles vecinos de Àneu y de Arán. En las zonas próximas del Alto Urgel y de la Cerdaña la población estaba muy polarizada, con unos pocos vecinos poderosos al servicio del conde y titulares de dominicaturas; no es que en Andorra no existieran, estas familias prominentes y cercanas al poder, pero el pueblo supo jugar la carta de la dualidad de poderes, buscando apoyos en el conde o en el obispo, según la coyuntura y las necesidades. Por este motivo el feudalismo no fue en Andorra un elemento disgregador.

-¿Cuándo comienza el hombre a intervenir en el territorio de lo que hoy es Andorra?
-En el Neolítico, cuando arranca la agricultura. Los andorranos practicaron la quema de bosque y sotobosque para mantener los pastos mucho antes que en la vertiente norte de los Pirineos. Esto implica, a su vez, que crearon unos circuitos ganaderos antes de la configuración de las fronteras actuales.

-¿De qué época estamos hablando?
-De la Edad del Bronce, sobre el 1500 aC.

-¿En qué otros momentos se intensifica la modificación del paisaje?
-La antropización del territorio empieza mucho antes de la época romana. La explotación intensiva del bosque para alimentar las fargues -fraguas- durante los siglos XVII y XVIII fue muy aparatosa, pero no hay que olvidar que se registró una explotación no menos intensiva desde la Edad del Bronce para convertir el bosque en pastos.

-¿Y cuándo se produce la mayor presión sobre el paisaje?
-En el siglo XIV: pensemos que en aquella época el cultivo del cereal llegaba hasta lo alto del coll de Montaner... ¡A más de 2.000 metros! Lo que ocurre es que con las crisis demográficas que se sucedieron inmediatamente después l zona de cultivo se retiró a cotas más bajas.

-Por lo tanto, ya podemos ir desterrando el prejuicio de que la montaña y el bosque no han estado nunca tan amenazados como en la actualidad.
-Al contrario: desde los años 50 y 60 se han ido abandonando cultivos de altura y el bosque ha crecido como nunca antes. Si observamos cualquier fotografía de principios de siglo XX, veremos las montañas completamente peladas, casi no existía el bosque. Paradójicamente, es a partir de la urbanización, del abandono de la agricultura intensiva y de la ganadería extensiva y de la explotación forestal cuando el bosque crece de forma nunca vista.

-¿No hubo nunca peligro cierto de sobreexplotación?
-Eran muy conscientes de lo que se jugaban: cuando se detectaba un desequilibrio entre población y recursos inmediatamente articulaban mecanismos para evitar la depredación, con cotos y límites al ganado que podía pastar en determinado lugar.

-¿Y de superpoblación?
-El máximo demográfico se registra en Occidente a finales del siglo XIII y principios del XIV. Y precisamente para evitar la superpoblación se impuso un sistema que favorecía la emigración de los segundones. Así conseguían mantener un índice demográfico bajo que garantizaba la suficiencia de los recursos, e incluso un pequeño excedente. A partir del siglo XIV, el cambio climático, las malas cosechas y la peste alejaron durante muchos siglos el peligro de una explosión malthusiana.

-¿Existen rincones vírgenes, no tocados por la mano del hombre?
-No. Hasta las zonas hoy más boscosas han prosperado en los últimos 40 o 50 años: Costafreda o Palomera, en Sant Julià de Lòria, que hoy son bosques frondosísimos, eran hace un siglo parajes prácticamente desforestados.

-¿Cuál es el momento álgido de la agricultura en Andorra?
-Los siglos XII, XIII y XIV, cuando el cereal y la viña e incluso algo de olivo se cultivaban en todo el país.

-¿Y qué lugar ocupa el valle del Madriu, hoy patrimonio de la Humanidad, en toda esta historia?
-Fundamental: es un paisaje antropizado, de bosques y pastos donde podemos leer la historia de los últimos 2.000 años, y no sólo la de Andorra sino la de todo el Pirineo.

-Para terminar, ¿por qué un hijo del Pallars vecino de Mequinenza se ha especializado en la historia del paisaje andorrano?
-Hace diez años me encargaron un estudio de la Solana de Andorra la Vella. Entonces comprobé que la documentación conservada en los archivos del país era mucho más abundante y rica que la que se ha conservado en Cataluña, y que estudiar esta documentación nos ayudaría a comprender el funcionamiento de las comunidades de montaña no sólo de Andorra sino también -otra vez- de todo el Pirineo.

[Este artículo refunde dos entrevistas publicadas el 2 de noviembre de 2012 y el 16 de octubre de 2013 en El Periòdic d'Andorra]




1 comentario:

  1. Va ser el Port vell d'Andorra de la Seu d'Urgell l'antic frontera amb Andorra? XIII

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